La reciente militarización de Rusia en su frontera occidental con Ucrania ha generado preocupaciones entre las autoridades estadounidenses y europeas.
En medio de la escalada de tensiones entre Ucrania y Donbás —una república independentista del este de Ucrania y limítrofe con Rusia— Rusia ha empezado a desplegar sistemas de misiles balísticos tácticos Iskander, tanques, cañones autopropulsados, sistema lanzacohetes MLRS y otros equipos en su frontera occidental con Ucrania, según informaron medios locales.
Fuentes familiarizadas con el tema, que hablaron bajo condición de anonimato por no estar autorizados a discutir el asunto en público, afirmaron que los referidos movimientos de tropas rusas han reavivado las preocupaciones que surgieron en abril, cuando tuvo lugar la mayor militarización rusa cerca de la frontera con Ucrania en últimos años, según recogió el sábado el diario estadounidense TheWashington Times.
Dicha medida rusa se produjo después de que el Kremlin decidiera adoptar una línea más dura sobre Ucrania en reacción a las actividades de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), encabezada por EE.UU., en Ucrania.
En el marco del último despliegue masivo de Rusia cerca de Ucrania, según el Ministerio de Defensa ruso, este país realizó en abril un total de 4048 ejercicios de diversas escalas.
Moscú y Kiev mantienen tensiones, entre otros focos, sobre la situación de la república independentista de Donbás, en el este de Ucrania y fronteriza con Rusia. La tensión en esta zona, escenario desde 2014 de una guerra entre el Ejército ucraniano y los independentistas prorrusos, se ha disparado con acusaciones mutuas entre Kiev y Moscú de movilización de tropas y preparativos para una posible ofensiva.
Desde entonces, Rusia y Ucrania siguen sin poder superar las brechas que surgieron a raíz de esta coyuntura que condujo a Ucrania involucrarse en una campaña bélica contra los grupos soberanistas de las ya mencionadas repúblicas populares de Donetsk y Lugansk.