FUENTE: RT
Yacarés que huyen de las llamas. Carpinchos desplomados en la tierra, muertos, quemados. Monos sedientos. Boas en peligro de extinción. Cientos de especies de aves en riesgo. Más de medio millón de hectáreas de tierra destruidas. Campos y casas devastadas. Miles de damnificados. Bomberos agotados mientras el fuego se sigue expandiendo y arrasando todo a su paso.
Las imágenes son dantescas, resultado de los incontrolables incendios forestales que han obligado a declarar una emergencia ambiental en Corrientes, una provincia ubicada en el noreste argentino que hoy se encuentra destrozada, con el 6 % de su territorio calcinado.
Los operativos para tratar de controlar las llamas, que comenzaron a propagarse hace ya casi dos meses, son insuficientes. Y las lluvias no llegan. Mientras tanto, la tragedia se politiza con intercambio de acusaciones entre el gobierno nacional y provincial, que son de distinto signo político.
Desde las organizaciones ambientalistas, además, advierten que el problema no es la sequía, ya que esta, en realidad, es resultado del sistema de explotación de la tierra y de todos los recursos naturales que ha derivado en una crisis climática.
Hasta este viernes, las autoridades calculaban que las tierras dañadas ya se acercan a las 600.000 hectáreas. La alerta, además, se intensificó porque hay por lo menos 20 focos de incendio activo y el fuego está llegando a los Esteros del Iberá, el humedal más importante del país y el segundo más grande del mundo. La flora y fauna de la región están en peligro.
Pleitos
En redes sociales, se multiplican los reclamos en contra del presidente Alberto Fernández por no acudir a la zona y las críticas y exigencias de renuncia de Juan Cabandié, ministro de Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible, quien a su vez alertó sobre la forma en que se inician los incendios, muchas veces de manera intencional.
“Vivimos una sequía sin precedentes en nuestro país, en un contexto de crisis climática que afecta al mundo entero”, explicó el funcionario envuelto en la controversia.
Cabandié pertenece a la alianza oficialista Frente de Todos que llevó a Fernández a la presidencia, en tanto que el gobernador de Corrientes, Gustavo Valdés, forma parte de la derechista Juntos por el Cambio, que es encabezada por el expresidente Mauricio Macri.
Por eso, desde que los incendios se intensificaron, también recrudeció el enfrentamiento político, ya que Valdés denunció la falta de respaldo del Gobierno nacional, a lo que Cabandié respondió que habían ofrecido ayuda desde fines de enero y el gobernador no la aceptó.
“Hay mucha desesperación, esto no lo vivimos nunca, estamos preocupados, esto está desbordado, es un infierno“, reconoció esta semana el gobernador en una entrevista televisiva en la que insistió que necesitan mucho más recursos financieros y materiales de los que han recibido hasta ahora.
Una de las acciones más concretas es el envío, por parte del Gobierno nacional a Corrientes, de un desembolso extraordinario y no reembolsable de 100 millones de pesos (alrededor de un millón de dólares) para atender la emergencia.
Desde otras provincias, además, han enviado helicópteros, camiones, bomberos y brigadistas, pero mientras no llueva, es prácticamente imposible que logren apaciguar los incendios.