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El domingo 17 de enero a las 9 am murió el conocido artista mapuche Rolanto Millante, quien lideró desde mediados de los 80 la popular Brigada Muralista “La Garrapata“.
El C14 como firmaba sus primeros trazados, desde muy joven asumió un fuerte compromiso en la lucha contra la dictadura y la defensa de los derechos humanos, Junto a un grupo de jóvenes rayaban las murallas de Las Condes, en el sector de Colón Oriente, con consignas políticas. Con el paso del tiempo se transformaron en “La Garrapata“ y con sus mensajes creativos que llegaban al corazón de la clase obrera, se hicieron conocidos en todo Santiago, participando activamente en las protestas en las poblaciones más combativas de la capital, como Villa Francia, La Victoria, Lo Hermida y la Villa Portales.
Carlos de la Villa Portales nos cuenta que “quedé pa la cagá por la partida de Rolando. Nos cocimos hace más de 30 años cuando pensábamos crear la coordinadora de Brigadas Muralistas de Santiago, el compa, el peñi consecuente hasta la médula y siempre respetuoso“.
A fines de los ochenta – como gran parte de esa generación que usaba camisas amasadas y pantalón lila – se unió como colaborador al Frente Patriótico Manuel Rodríguez. Ya desde los 90 participó con sus granados en distintas exposiciones, llegando incluso a presentarse en Noruega, también en esa época se integró a la causa Mapuche, la que no abandonó hasta su último día.
Él fue un gran artista, no sólo del pincel, un artista lleno de generosidad. “Lo conocí en la escuela básica, en un taller de artes plásticas. Ahí nos hicimos amigos, yo quería pintar como él, ya que lo hacía fantástico. Él había nacido con ese don, era el mejor de la escuela. En cambio a mí me echaron del taller porque no tenía dedos para el piano, cuando ya éramos jóvenes y nos acordábamos de eso, nos reíamos mucho“, recuerda su amigo del barrio el Gato.
Hace un par de años, sus caderas le jugaron una mala pasada y ya no podía caminar bien, sólo se apoyaba en su muleta. Injustamente su cuerpo se iba despidiendo de a poco.
“Para mi generación El Garrapata fue fundamental, alguien que nos enseñó a expresar políticamente lo que soñábamos. Lo conocí durante el año 1988, él colaboró en que nuevos compañeros continuáramos el camino en la búsqueda de un mundo mejor, del buen vivir finalmente. Fue un ente multiplicador de la rebeldía, de la convicción de avanzar. Él me enseñó que la revolución también tiene alegría, que en todo lo que estábamos haciendo había vida“, así lo recuerda el Cheo, quien participó en la Garrapata de Las Condes.
Su cuerpo está siendo velado en la Villa Francia, y de seguro se tomó el lugar en donde habita ahora, ya está pintando murales en las estrellas y tienes trazado el cielo hasta el infinito. Nadie borrará su historia en las murallas de las calles de Santiago y menos en las de Colón Oriente. Sin duda La Garrapata está de duelo y el pueblo con una pena enorme.