
Por Félix Madariaga Leiva.
Matanza de Corpus Cristi: otra historia no contada: Héroes a los pies del cerro
Mientras a las 23.00 horas del 15 de junio de 1987, la CNI irrumpía con un fuerte contingente policial en el inmueble de calle Vara Mena, en el que resisten dos combatientes Rodriguistas para permitir la retirada del resto de los combatientes de la casa; en la comuna de Recoleta, en el sector de El Salto, otra operación de la CNI se llevaba a cabo en la calle Héroes de la Concepción, donde se encontraba acuartelada la Unidad 1001 del FPMR, historia que hasta hoy ha sido muy poco conocida.
En la búsqueda constante de rescatar la memoria de la lucha de nuestro pueblo, queremos llevar a nuestros lectores, la historia de este episodio, contada por uno de sus protagonistas, dueño de la casa y combatiente del Frente Patriótico Manuel Rodríguez, a quien llamaremos Víctor, quien, a través de su testimonio, nos permitirá reconstruir lo que ocurrió ese día fatal en que las fuerzas represivas de Pinochet quisieron dar un golpe definitivo a un FPMR que ganaba respaldo tanto en Chile como en el exterior.
A raíz de una investigación que El Indoamericano realizó durante el 2021, logramos contar una parte de la historia no conocida de la Matanza de Corpus Cristi, donde la CNI asesinó a 12 jóvenes militantes y combatientes del Frente Patriótico Manuel Rodríguez, en esa oportunidad logramos ubicar a Gabriel, quien nos contó los momentos que vivió tras arrancarse de las manos de la CNI, en un espectacular escape en la comuna de Las Condes, muy cerca de donde fue asesinado el Comandante Benito. Esa historia que no estaba escrita, la llevamos hacia ustedes, y tuvo tal revuelo, que empezaron a llegarnos mensajes de otra historia de horror que realizó la CNI esa noche del 15 de junio en la comuna de Recoleta, a unas cuadras de la casa de la calle Pedro Donoso, que fue destino final de 7 rodriguistas, matanza que la dictadura la llamó Operación Albania. Gabriel fue sindicado por la prensa de la época, como un joven que escapó con fusil M16 en sus manos, en una casa de la comuna de Las Condes.
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Víctor, el chileno de esfuerzo, sacrificio y con conciencia social
Cuando el compañero Alejandro me presentó a Víctor, él nos estaba esperando con la típica sonrisa del hombre de pueblo, que conoció de cerca la pobreza y el sacrificio de lo cotidiano. Víctor hoy tiene más de 70 años, vive en la misma casa que fue el escenario del ataque de la CNI en 1987, cuyo objetivo era aniquilarlos, como lo que hicieron con José Valenzuela Levi y otros 6 militantes y combatientes rodriguistas.
Antes de llegar al 15 de junio de 1987, quisiéramos conocer un poco más de tu historia…
Yo nací en esta casa, antes de decir mamá, dije Colo Colo, soy de izquierda y soy hincha de ese club desde que tengo noción de vida. Toda mi familia, desde mi abuela son comunistas, de hecho, en esta casa estuvo el comando de Salvador Allende de Conchalí durante varias de sus campañas a la presidencia. Yo, sin embargo, con los vientos de fines de los años 60 y mi juventud, participé activamente en el MIR y no en el Partido Comunista, lo que me trajo no pocas discusiones con mi familia, especialmente con mi hermana.
¿Cuáles eran tus intereses de joven?
Lo que a mí más me gustaba era el fútbol, jugaba de mediocampista y mi ídolo era Enrique Ormazábal; aquí en la Quinta Residencial de El Salto, todas las calles tienen nombres de países: Venezuela, Colombia, Uruguay, Paraguay, Cuba, etc., y cada calle tenía un equipo de fútbol, era una liga muy grande. Las Juventudes Comunistas, encabezadas por la familia Weibel, los Avendaño, los Parra organizaron un club que fue uno de los más grandes, los Araníbar organizaron un equipo que se llamaba “Gente Joven”, en el que por primera vez las mujeres empezaron jugar baby futbol, era increíble.
¿En qué estabas cuando ocurrió el golpe militar?
En 1968 ingresé a hacer al Servicio Militar a solicitud de mi organización política, estuve ahí un par de años. El golpe militar me pilló militando en el MIR, como podrás imaginar, como familia tuvimos muchos problemas debido a nuestra militancia. En el año 74, estuve detenido 9 días en el Regimiento Buin, ellos me decían que tenían unos videos del Congreso, en donde yo aparecía, eso fue cuando intentamos echar a las mujeres de los camioneros en el año 72. Recuerdo que junto con la primera pregunta que me hicieron en el interrogatorio, me pegaron un combo en el rostro tan fuerte que ya no veía ni comprendía nada, y así una y otra vez, hasta que una noche a mí y otros tres jóvenes nos vinieron a buscar al cuarto donde estábamos detenidos en esa guarnición, nos subieron a un camión militar y nos dejaron botados en un basural que había donde estaba la Escuela El Salto. Creo que fuimos afortunados, porque los tipos iban borrachos, parece que la orden era pegarnos unos balazos, pero estaban tan borrachos que sólo nos dejaron botados.
¿Cómo llegaste a ser un combatiente del Frente Patriótico Manuel Rodríguez?
Hay que entender lo que pasaba en aquellos años, compañeros detenidos, desaparecidos, presos, rostros que no conocías, mucha desconfianza, mucha pobreza en todas partes etc., me fue alejando de mi organización, y fui contactado por unos compañeros del Frente para que los ayudará a contactar cuadros jóvenes en el sector, y así me incorpore a su estructura.
El día 15 de junio de 1987 eras miembro de la Unidad 1001 del Frente Patriótico Manuel Rodríguez, eras un cuadro operativo de la organización libertadora, vamos paso a paso recordando cómo fue ese día ¿Cómo comenzó el 15 de junio de 1987?
Ese 15 de junio nos levantamos temprano en la casa, siempre había cosa que hacer, lo primero era revisar las señales de normalidad, se revisó la señal de normalidad, se visitó a la persona que estaba encargada de mantener los medios (armamento y y explosivo, granadas). Me acuerdo que en un principio estaba todo bien, estaba todo tranquilo, no había novedades. Todo estaba tranquilo, hasta que fuimos alertados por los medios de comunicación que algo raro estaba ocurriendo. Estábamos escuchando Radio Cooperativa como siempre y ahí el escenario cambió rápidamente porque comenzaron a llegar las malas noticias, recuerdo que eran como las 11 de la mañana y decían por la radio habían matado a un compañero en la comuna de Las Condes, que era un jefe del FPMR, lo que luego se confirmaría que era Recaredo Ignacio Valenzuela, uno de los comandantes del FPMR, conocido como Benito, encendimos la TV y recuerdo que sólo el canal 9, que era de la Universidad de Chile, también estaba transmitiendo esa información.
Y luego…
Como a las 16 horas fuimos a revisar nuestras señales de normalidad en un árbol, en la calle el Salto con Duke de Kent, y no estaban como en la mañana, lo cual era una señal de que algo malo iba a ocurrir, teníamos las señales de normalidad en la avenida El Salto, porque para todos los del grupo y los jefes, era más fácil llegar ahí. Cuando me di cuenta que las señales de normalidad no se cumplían*, me comuniqué con una persona que podía darnos alguna información sobre lo que estaba pasando y él me dio la orden de acuartelar a la unidad 1001, pero no me da ninguna explicación o motivo, pero como él era el jefe acatamos la orden. Estuvimos escuchando noticias en Radio Cooperativa y en el canal 9 toda la tarde, como a las 7 de la tarde nos enteramos que la CNI había asesinado a otro compañero en la calle Varas Mena, se trataba de Patricio Acosta Castro. A las 8 de la noche ya estaba todo el grupo estaba reunido en la casa, éramos más de 5 personas acuartelados. Posteriormente salió en la prensa que un Rodriguista había logrado huir a balazos desde una casa en la comuna de Las Condes, que ganas de haber ido ayudarlo a escapar.
¿En ese momento pensaste que la CNI podía estar montando la operación que hoy conocemos como Matanza de Corpus Cristi y que la casa estaba en su lista?
Lo que siempre me llamó la atención es que el jefe del grupo seguía sin decir nada, salía cada cierto tiempo de la casa, me imagino a buscar más información, pero volvía y no nos decía nada ni una cosa. La última vez que el Jefe del grupo salió fue a las 21.00 horas, hicimos la última reunión y revisión de las señales de normalidad, mientras seguíamos informándonos a través de los medios de comunicación de los distintos asesinatos perpetrados por la CNI en Santiago.
Durante el último control de las señales de normalidad, caminando desde la Avenida El Salto hacia la casa, me fijé que había camiones de Chilectra, con unos tipos que andaban arreglando la luz a las 10 de la noche con tenidas extrañas y muchos autos dando vueltas por el sector, aquí normalmente a esa hora había poco movimiento ya que las calles eran de tierra, lo que me pareció muy extraño y todas esas anormalidades se la comuniqué al jefe, quien sólo anotaba, lo que a mí me tenía “choreado” porque no nos decía nada, y yo pensaba y meditaba que por algo estábamos acuartelados, con armamento y algo grande haremos. Entonces, nos dedicamos a revisar el armamento para que estuvieran en buen estado, pero no había ninguna planificación, seguíamos esperando órdenes y seguíamos esperando pensando que algo grande íbamos a realizar. Y revisábamos el fusil M16, el fusil Aka de culata de palo, y las pistolas y revólveres.
¿Tenían un plan de acción en el caso que la CNI llegará hasta el lugar?
Claro que teníamos un plan, y después de comer algo, alrededor de las 22.00 horas, revisamos el plan de evacuación y los roles de cada uno de los acuartelados en la casa, era un plan conocido que habíamos ensayado varias veces. El compañero encargado de la contención estaba sentado detrás de la puerta de ingreso a la casa con un fusil M16, tenía una granada defensiva y otra ofensiva.
.Como a las 11 de la noche nos enteramos que la CNI estaba allanando una casa en la calle Varas Mena en la comuna de San Joaquín, nos fuimos a dormir, unos se tiraron en el sillón, otro en una silla, yo me tiré en la cama con la ropa puesta, no pude dormir, estaba con el estómago apretado, así que sólo me quité la chaqueta, al lado se recostó otro combatiente.
La CNI irrumpe en la casa de El Salto, pero en la casa equivocada
A las 12:05 Víctor se encontraba hace una hora tendido en la cama, no estaba dormido y se levanta de ella de sobresalto cuando se escucha una sonajera de vidrios, gritos y un ruido muy fuerte que venía desde el frontis de la casa; LAS patadas de agentes de la CNI intentando botar la puerta eran reconocibles para cualquiera, y mientras tanto en la casa del lado, que alguna vez fue parte de la casa de Víctor, también reventaron unos ventanales, ahí fue donde los agentes de civil entraron primero, lo cual los favoreció a ellos y los alertó tempranamente que venían por ellos, esto permitió el escape de todos los combatientes de la unidad 1001 hacia el Cerro San Cristóbal, que se encuentra pegado a esas antiguas y hasta entonces tranquilas casas en la zona norte de Santiago.
¿Cómo lograron escapar de la CNI?
Porque la CNI ingresó primero a la casa de al lado, creyeron que ese era el lugar donde debía romper, se equivocaron, me da risa porque se equivocaron de casa los weones, se escuchaban las voces de los jóvenes que ahí vivían y que estaban despiertos, escuchando música, pero vendieron la pesca y eso nos dio a nosotros el tiempo de salir del lugar. Ya que al escuchar los primeros ruidos, la mayor parte de los combatientes, logró arrancar por el patio trasero de la casa según el plan de evacuación. En la casa sólo quedábamos yo y el compañero que estaba en la contención, que era muy joven y no sabía qué hacer. Tomé mi revolver personal, le pedí una granada y le gritó que arrancará con el resto del grupo.
Cuando el combatiente salió, me subí al techo, ya que la casa tenía unas cornisas muy grandes, entonces, punta y codo me desplacé por el techó, miré hacia abajo y vi que había muchísimos agentes de la CNI, una gran cantidad de autos y en la esquina un bus de las Fuerzas Especiales de carabineros, en ese momento pensé que si tiraba la granada podía herir a varios chanchos, pero los otros iban a empezar a disparar como locos, pensé en mi futuro y en lo planificado, ya había pasado unos dos minutos, calculé que el resto de los compañeros ya debía haber salido, y sin disparar un tiro, salí por el patio trasero evadiendo el cerco de la CNI.
¿La CNI los siguió hacia el cerro San Cristóbal?
Hoy lo recuerdo como una anécdota, al compañero que arrancó con el fusil AKA se le cayó el cargador, el que en su depósito tenía balas trazadoras, entonces creo que evaluaron el riesgo para ellos de seguirnos con el armamento que pensaron que teníamos y no lo hicieron. Luego me contaron que la CNI andaban con perros adiestrados, uno de ellos se llamaba “Pancho” y le decían busca Pancho, busca Pancho. Eran alrededor de 200 efectivos que nos acechaban esa noche, cuando salimos a la calle luego de saltar varios patios, nos perdimos. Yo crucé hasta una cancha de futbol de tierra y subí por la ladera del cerro San Cristóbal. Yo vi cómo llegaron hasta la cancha, y desde allí enfocaban hacia arriba, pero no avanzaron, yo seguí subiendo el cerro solo y me quedé allí toda la noche, escondido en unas cavernas que conocía desde niño. Al resto de los compañeros nunca más los vi esa noche, años después supe que algunos bajaron por la ladera del Zoológico de Santiago
Con el paso de los años, ¿cómo llegó la CNI a tantos compañeros?
Estoy especulando, pensando en conversaciones que tuvimos en Argentina con algunos compañeros, se cree que era tanto la problemática que internamente estaba creando el FPMR a la dictadura, y tanta la simpatía internacional que había adquirido, que quisieron darle una lección tan fuerte que los eliminará o los dejará profundamente afectados de raíz, Entonces, a quiénes tenía que eliminar para causar tanto daño, a los mandos medios y superiores, con el operativo que ellos denominaron Operación Albania, querían eliminar 60 personas de una vez y descabezar la organización.
Víctor vivió en la clandestinidad durante 7 meses antes de salir hacia Buenos Aires donde vivió hasta 1994, cuando regresó a Chile. Queremos agradecer a Alejandro, colaborador nuestro, quien nos presentó a Víctor para que nos diera su confianza y llegara a contar su pedacito de historia, que ahora está escrita y es parte de esa historia que no es oficial, que no termina con sentencias judiciales ni con la cárcel de los asesinos, pero que ayuda a conservar la memoria de la lucha contra la dictadura que dieron muchas y muchos sin vacilar por la libertad de Chile.
*Las señal de normalidad ese día 15 de junio para la Unidad 1001 del FPMR era: una manzana dibujada con tiza en un árbol en la avenida el salto con la calle Duke de Kent, mientras que la señal de anormalidad era un corazón.