FUENTE: WWW.ELPAIS.COM
El Gobierno de Boric impulsa una iniciativa estancada desde hace años en el Senado y que considera tanto la eutanasia como el suicidio asistido. Hoy rige una normativa de cuidados paliativos.
La eutanasia en Chile es un asunto que está trabado en el Congreso, pero que la sociedad lleva años dando luces de su respaldo. En los últimos 15 años, diferentes sondeos realizados principalmente por universidades han arrojado que la mayoría de los chilenos están a favor que un enfermo terminal tenga derecho a solicitar una muerte asistida. La última consulta la realizó este domingo la encuestadora Cadem, donde un 70% se mostró a favor, luego de que el presidente Gabriel Boric anunciara en su tercera Cuenta Pública que pondrá urgencia al proyecto de ley de eutanasia y cuidados paliativos que está trancado desde hace dos años en el Senado. Un 66%, sin embargo, ve poco o nada probable que se transforme en ley. El diputado del Partido Liberal, Vlado Mirosevic, quien impulsó el trabado proyecto de ley en 2014, es más optimista: “Antes de que se acabe este Gobierno [en marzo de 2026] la eutanasia será ley y vamos a contar con uno que otro voto de la oposición”, adelanta a El País.
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Sonados casos públicos como el de Valentina Maureira, una adolescente que en 2014 le pidió a la presidenta Michelle Bachelet que le autorizara la eutanasia para terminar con el sufrimiento que le provocaba la fibrosis quística que padecía, o el del doctor Manuel Almeyda Medina, un exacadémico de la Universidad de Chile quien, achacado por varias enfermedades, envió una carta ese mismo año al Colegio Médico para que se legislara la eutanasia, dieron un impulso a algunos legisladores para discutir el asunto, pero no prosperó.
“Me costó sacar las firmas [para presentar el proyecto de ley en 2014], era algo contracultural”, comenta el diputado Mirosevic. “La Iglesia era muy fuerte todavía, no había perdido el poder que luego perdió y Chile era de los países más conservadores de América Latina”, añade. Algunos de los parlamentarios, todos de izquierda, que se sumaron fueron la actual presidenta de la Cámara de Diputados y Diputadas, Karol Cariola, la ahora ministra de Defensa, Maya Fernández Allende, y el ex ministro de Boric, Giorgio Jackson.
Cuando se empezó a discutir en la comisión de la Salud sobre la eutanasia, el segundo Gobierno de Sebastián Piñera (2018-2022) le puso urgencia al proyecto de ley de cuidados paliativos universales, cuenta el diputado del Partido Liberal, para dejar atrás el asunto de la muerte asistida. La normativa de los cuidados paliativos, que antes sólo regía para enfermos oncológicos, salió adelante y permite que hoy cualquier paciente que cuente con la constatación de su equipo médico de que padece sufrimiento, pueda solicitarlos, como parches de morfina. Una vez aprobada, Mirosevic y compañía volvieron a impulsar el proyecto de ley sobre eutanasia, pero al no contar con urgencia para discutirlo en la comisión, se hizo muy lento su trámite. Finalmente, llegó a la Cámara de Diputados y Diputadas, donde se le dio luz verde. Desde entonces, descansa en el Senado.
“Tenemos un gran tema pendiente”, afirmó el presidente Boric ante el Congreso el pasado sábado. “Le debemos una respuesta a quienes sufren enfermedades terminales incurables que conllevan una disminución avanzada e irreversible de sus capacidades con sufrimientos físicos persistentes e intolerables, que no se pueden aliviar y que él o la paciente considera inaceptable”, agregó el mandatario que lo definió como “un acto de empatía, responsabilidad y respeto”.
El proyecto de ley considera dos dimensiones: eutanasia y suicidio asistido. En el primer caso, el paciente de manera libre y sin presiones de terceros solicita al equipo médico que le practique la eutanasia, algo que generalmente se hace a través de una inyección letal. El documento, sin embargo, no específica el procedimiento, solo que se le otorgue el menor sufrimiento posible al paciente. En el segundo caso, un paciente bajo las misma causales solicita al equipo médico que lo asista en su muerte con una droga letal, que suele ser un medicamento que se ingiere vía oral o intravenosa.
¿Qué pasa si el doctor no quiere? “Es un proyecto liberal por lo que considera que el médico manifieste objeción de conciencia”, explica el diputado Mirosevic. “Es legítimo. Ahora, no creo que sea una objeción tan extendida porque tienen que lidiar con la muerte todos los días y se dan cuenta que es compasivo y humanitario”, apunta. En una encuesta realizada por el Colegio Médico en 2019, el 77% de los profesionales de salud se mostraron a favor de la eutanasia y un 59% en aplicarla. La aprobación de practicarla disminuye según la edad de los doctores: 69,2% a favor en el grupo de 25 a 35 años frente a un 40,2% entre los de 75 y 85 años. En el caso de suicidio asistido, un 56% dijo estar a favor y un 45% estar dispuesto a practicarlo.
Cuando el presidente Boric anunció la urgencia al proyecto de la ley de eutanasia, también impulsó el aborto legal, una práctica que tiene menos apoyo ciudadano y parlamentario para discutirse. El oficialismo no tiene mayoría en ninguna de las dos Cámaras del Congreso, pero el diputado Mirosevic cree que van a estar los votos por las conversaciones de pasillo que ha tenido y que el presidente del partido de centroizquierda Democracia Cristiana, el diputado Alberto Undurraga, le dijo que van a haber los votos de su formación para apoyar la eutanasia. Aún está pendiente que el Ejecutivo le ponga urgencia al proyecto de ley y de cuántos días le otorgará a su discusión.